Bajo Una Máscara

Nada más relevante que una multitud desplazándose en sentidos distintos por las aceras de la ciudad en una mañana activa como muchas otras. La vida se movía con normalidad en aquella zona a pesar de que algo no tan normal anduviera entre los habitantes en movimiento. De tantos posibles casos de infiltración sobrenatural supervisada o no había uno en el lugar. Su notoriedad era mínima y por tanto más difícil de localizar. Un hombre alto y de cabello rubio peinado hacia atrás con atavíos de color oscuro y vanguardistas andaba como si nada entre las personas pasando como ejecutivo. Con un paso tranquilo miraba el mundo a través de un par de gafas oscuras y polarizadas que ocultaban bien la dirección de su mirada. Su moción en ese momento era de nuevo la exploración y el reconocimiento.

A pesar de ser un elemento perseguido por fuerzas del orden debido a recientes altercados de los que salió airoso se aprovecha del mismo recato de ellos para meterse entre la sociedad humana con la ventaja de saber que jamás harían un escándalo sobrenatural en una ciudad humana. Era irónico que aquella ley para proteger ahora fuese el manto protector de aquellos fuera del sistema. Un contacto le dejó información respecto a alguien que llegaría al Sild en algún momento; Quizás de inmediato, en horas, al día siguiente, al mes, quién sabe. Por su lado el tiempo le sobraba y muy poco era lo que tenía para hacer.

Se desplazó a pié entre las personas recorriendo distintos lugares sin mayor problema, siempre observando de forma cautelosa su entorno. Su gabardina se hallaba cerrada desde el centro ocultando su cuerpo con mucho, del cual sólo se veía la cabeza cuyo rostro llevaba una expresión ligeramente sonriente. Entre su recorrido la experiencia le hace percatarse de una figura que a su manera llamaba la atención. Un joven de no muy notoria estatura pero de notoria esencia espiritual fue percibido por el hombre de traje negro que, a la distancia amplia se dio el lujo de observar con su cuerpo de soslayo sin que las gafas delatasen que la mirada se desviaba directamente al muchacho. La posición donde se hallaban ambos era cercana a varios establecimientos como un terminal de pasajeros, un café y un taller de mecánica. Veía mayor relevancia en la segunda opción avistada.

Sin embargo dependía de la ruta que tomara ''su blanco'' la próxima acción del hombre de negro. Optó por pararse cerca del café con la mirada en lo que parecía ser un horizonte lejano por lo que decían el par de lentes oscuros. Allí esperó de pié con las manos a los bolsillos a ver si venía hacia él o tomaba alguna otra ruta o acción posible.

Y la acción siguiente fue un acercamiento instintivo, o tal vez no tan instintivo como parecía. Era obvio que en aquel ''chico'' observado había algo más para haber notado al hombre de negro por sobre los demás aún cuando este sabe resguardar por defecto y de forma nata su aura. La forma de haber sido visto aun con ello es que hubieran sentidos desarrollados, y eso no cualquiera lo posee y domina. Aun más interesante fue que el acercamiento resultó más de lo esperado por el hombre alto, incluso le había motivado a tomar la iniciativa con palabras, palabras de las que él no perdió atención en ningún momento. Durante la musitación de las mismas se mantuvo sereno y poniendo atención para asimilar las mismas.

Aun así eran un tanto extrañas dichas palabras, y más aún el motivo por el que hayan surgido sea cual sea. No era típica una cedencia como aquella pero eso no hacía retroceder al guerrero de experiencia, el cual se hallaba tranquilo y sin signos adrenales al estar muy acostumbrado a estar encubierto. Eso también denotaba una clara diferencia en la expresión emocional donde el hombre de negro se mostraba casi inalterable, mas decidió acceder a la oferta del extranjero extendiendo su brazo diestro hacia su costado correspondiente (El derecho) con la palma extendida haciendo seña de paso libre para que prosiguiera dentro del local de comida. Acto seguido el rubio se pondría tras el como un firme custodio.

Inmediato a la entrada y a la vista de un lugar libre el hombre ocupó la mesa sentándose en uno de los asientos, no sin antes cuidar separar ligeramente las alas inferiores del abrigo para que no estorbasen al tomar asiento. Esperó con paciencia que el más joven ocupase su lugar y así poder plantear sus dudas en aquel encuentro. -Buen día. Puede elegir lo que guste a mi cuenta. Mi primera duda destaca en lo obvio. ¿Cual es su nombre? puede llamarme Helios si saber mi nombre le motiva a ofrecer el suyo.- Dijo con una voz tranquila pero a la vez firme mostrando que no estaba para vacilaciones.

Una mejor cercanía le permitía al analítico combatiente ver mejor a su interlocutor, detallar cosas más allá de lo evidente, buscar en su aura vestigios que le puedan dar ciertas pistas o rastros sobre su origen. La táctica de llevar gafas oscuras a pesar de que sea un lugar sombreado le permitía indagar de forma discreta puesto que mirar a los ojos del rubio solo lograría que se vea el reflejo del observador ajeno en el par de gafas que servían como ''espejos mágicos''. Se mantuvo atento al ''joven'' habiendo despejado su mano diestra del guante para extenderla e invitarle a estrecharla amistosamente en su presentación personal.