En aquel momento sus dedos terminaban por cerrar el ultimo botón de su camisa negra, una ropa extraña a la que solía usar, pero de igual manera estaba en un sitio distinto a su hogar. Hacia apenas un par de días desde su llegada al Nexo, aquella ciudad caótica y maldita por muchos de sus conocidos, claro que la mayor diferencia entre aquellas personas y él es que él sólo era un criminal por su apellido. Para las organizaciones regentes de la ciudad sin duda era un visitante más, un curioso o un exiliado. Desde hacia algunos años la entrada y salida del Nexo no parecía gran cosa si se hacía de la forma adecuada, pasar enfrente de los amables soldados del Regeln, dejar que inspeccionen hasta los dientes si es necesario y finalmente agradecer, pese a cualquier trato que se haya recibido de ellos, con una sonrisa en los labios y solamente adulaciones, algo así como convertirse en una rata más de esas que huyeron apenas les fue posible con los inferiores humanos, “Desde mi peculiar perspectiva, realmente no hay mucha diferencia, los humanos son inferiores en conocimientos y los desertores son simplemente inferiores en decisión” pensó con cierta amargura, aunque en realidad ese sentimiento no era más que algo pasajero, un mero pensamiento que por instantes traía malos recuerdos, los mismos que habían quedado atrás con su debilidad y con gran parte de lo que había sido en otro momento.
Sus pasos le acercaron a la puerta de madera del hotel en el cual se encontraba hospedado y su mano izquierda, que para variar no llevaba guantes, le sirvió para girar la perilla de la puerta consiguiendo de esta manera que la cerradura de la misma terminara por abrir. Sus párpados se cerraron al dar el primer paso que lo ubicó en los pasillos del hotel en el cual se alojaba, girando después de ello para jalar la puerta y pasar llave, un sistema anticuado ciertamente, sin embargo al ser uno de los hoteles cercanos al enorme edificio central de la ciudad realmente se podía considerar seguro. “Si voy a estar bajo sus reglas, al menos han de serme útiles de alguna manera” caviló de forma sarcástica nuevamente al momento que avanzaba por el corredor que le llevaba al elevador principal de aquel edificio y desviando su mirada en dirección a los cuarteles del Regeln. Desde la perspectiva no solo de él, sino también de muchos otros, aquella organización tenía ciertos problemas para ver las cosas cuando pasaban delante de ellos, en más de una ocasión se ha dicho que no se busca donde se cree que no hay nada, se podría decir que suele suceder en momentos con ellos.
Entre cavilaciones y movimientos, su figura avanzó hasta el elevador, a su lado sólo había un hombre más un habitante de Leji, sus rasgos lo delataban, aquello no le importaba, en realidad ya había tenido oportunidad de pisar cada uno de los planos, siempre adulando a las organizaciones que lo recibieran como huésped o bien en el último de los casos bajo la sombra supervisora del Regeln, habría que decir que son útiles para algunas cosas. Sus ojos se mantuvieron abiertos y sus labios se abrieron susurrando un –Buen día-, apenas audible, que encontró una rápida respuesta por parte de su interlocutor, al menos estaba bien entrenado.
Aquel timbre típico de los ascensores no se hizo esperar apenas tocaron la planta baja, su cortesía delante hizo que dirigiera una sonrisa amable y un gesto de despedida en el cual apenas inclino un poco su rostro en dirección al extraño y acto seguido dirigió su figura a la salida del hotel, “Un día más en este lugar, hasta ahora nada”, pensó refiriéndose a sus objetivos personales, para él todos en el mundo buscan algo y él por supuesto no es la excepción, hacía dos días que estaba en el Nexo y lo único que le había llevado a un sitio como ese era la posibilidad de encontrar de alguna manera algo que lo hiciera más fuerte, la fuerza no se trata sólo de encontrar el arma más fuerte, o la magia más poderosa, a veces se trata de encontrar las personas indicadas, en realidad el viaje al Nexo era simplemente una búsqueda de algo que no estaba del todo definido para él.
Su mano alcanzó la puerta de cristal de aquel lugar y dio un simple empujon para adentrarse en la corriente de gente que circulaba por aquel lado de la acera, su vista giró en la dirección en la cual la mayoría se dirigía y con un sonrisa en labios inicio una travesía en sentido contrario llena de momentos en los cuales debía hacerse a un lado para esquivar o simplemente pasar entre grupos de personas que viajaban en sentido contrario, con cierto enfado contenido en el más amable y tranquilo de los gestos sus ojos alcanzaron a ver al frente el final de aquella intrincada calle y sus piernas dispusieron paso firme en dirección a la misma. Casi sintió que respiraba de nueva cuenta cuando por fin logro salir de entre la multitud y sin embargo cuando parecía estar fuera de peligro un ligero golpe en su hombro izquierdo hizo que detuviera su andar, “Idiota” pensó sobre la persona que choco con él y sin embargo solo dirigió una sonrisa amable y sus labios únicamente expresaron palabras que expresaban preocupación por la otra persona. –Disculpe, fue mi error, ¿Se encuentra bien?- expresó volteando a donde aquella persona debería encontrarse…